martes, 17 de mayo de 2011

LOS NIÑOS SON NIÑOS ... NO TONTOS (2)

                            EL ROMPEOLAS
       La madre del niño padecía una fijación con la deshidratación del crío ...  lo que la hacía excederse en la suministración de toda clase de líquidos en cantidades superiores a las normales ... por lo que la niñera se veía obligada a cambiar de pañales al niño con mayor frecuencia de lo normal ... dada la enorme capacidad de la criatura para desaguar.
        Tratando de encontrar una solución ... la canguro recordó un anuncio de televisión que ofrecía unos pañales superabsorbentes y decidió probar la efectividad de los mismos cuanto antes.
      Tanta prisa se dio en hacerse con los "dodotis de la esperanza" que cuando procedió a instalar el artificio en los bajos del niño constató que los pañales resultaron ser de talla superior ... tras los primeros momentos de duda ... llegó a la conclusión de que al ser mas grandes su poder de absorción también sería superior.
      El timbre del teléfono la sobresaltó cuando apenas había terminado de enfundar la prenda al pequeño ... dejó a la criatura sobre un cojín en el suelo para evitar una posible caída en altura del lactante y acudió con presteza a atender la llamada telefónica al grito de ... ¡Vaaa! ... ¡Ya vaaa! ...
       Cuando regresó a la habitación en que había dejado al crío... un escalofrío le recorrió la espina dorsal ... se quedó paralizada mirando con ojos dilatados por el espanto el cojín sobre el que descansaba la braguita totalmente vacía ... y se hubiese quedado en aquella especie de trance si no la hubiese reactivado unos grititos procedentes de la parte de atrás de la cortina.
       Ya recuperada del susto y con el chiquillo desnudo entre sus brazos sonrió mirando con alivio la prenda vacía que descansaba sobre el cojín ... por un momento había llegado a imaginar que las propiedades del pañal resultaban tan absorbentes como para ¡HABER LLEGADO A BEBERSE AL BEBE!
                                                ***
                                        CAMBIO DE SENTIDO   
     Mi niño ... (seis años) ... daba saltos delante de la televisión a sabiendas de que el programa que retransmitían en ese momento era de mi interés (Creo que era un partido de fútbol ... pero no me hagan mucho caso) ... después de llamarle la atención varias veces inútilmente ... le grité ligeramente irritado ...
           -. ¡Chiqui! ... no seas idiota ...
        Mi hijo detuvo bruscamente su "baile" y me observó durante unos momentos antes de dirigirse con rapidez hacia su pequeña mesa pupitre. 
        Dejé de prestarle atención durante unos momentos hasta que se presentó ante mi mostrándome un papel y diciendo ... 
        -. Toma papá ... léelo en voz alta para que te oiga mamá ... así veréis que te doy la razón.
         Tomé el manuscrito donde con su letra desigual había trazado una frase que atendiendo a su petición leí con voz lo suficientemente alta como para ser oída por mi mujer que se encontraba en la cocina (con las piernas en perfecto estado, que conste) la nota decía así ...
        -. ¡YO SOY UN IDIOTA!
        Dicho esto, miré al niño inocentemente sin descubrir momentáneamente el doble sentido de la frase tratando de averiguar si se encontraba satisfecho ... y debía estarlo ... a juzgar por su sonrisa y LA PICARONA MIRADA QUE ME DIRIGÍA. (*)
 (*)  Mi hijo en estos momentos es un adolescente de catorce años ... y os puedo asegurar que al contrario que entonces ahora si es un auténtico IDIOTA ... O AL MENOS A MI ME LO PARECE. 

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